En México, la hipertensión afecta a tres de cada 10 mexicanos, entre otras razones, a consecuencia de la diabetes. Sin embargo, su tratamiento temprano tiene importantes beneficios en términos de prevención de complicaciones, así como de reducción de riesgo de muerte.
La hipertensión arterial afecta al 31.5 % de los adultos mexicanos, esta prevalencia se encuentra entre las más altas a nivel internacional. Entre los factores de riesgo que propician la aparición de la hipertensión arterial están el exceso de peso (sobrepeso, obesidad); consumo excesivo de sal y alcohol; dieta elevada en grasas saturadas; ingesta insuficiente de potasio; tabaquismo; sedentarismo; estrés; antecedentes familiares, o tener más de 60 años..
La prevalencia de hipertensión es 1.4 veces más alta en adultos con diabetes que en adultos sin esta enfermedad y 1.3 veces más alta en adultos con obesidad que en adultos con Índice de Masa Corporal normal, por lo que es importante adoptar estilos de vida más saludables y tener apego al tratamiento.
A diferencia de la diabetes, enfermedad para la que el diagnóstico oportuno ha aumentado, en el caso de la hipertensión, prácticamente uno de cada dos pacientes no sabe que la padece, por lo que mejorar el diagnóstico es muy importante para hacer posible un mayor control de la enfermedad que permita mejoras en la calidad de vida de los pacientes, señala la Dra. Santos:
El diagnóstico de la hipertensión arterial sistémica es sencillo, se lleva a cabo en el consultorio médico: la hipertensión arterial sistémica es asintomática, por lo cual es conveniente asistir a una consulta médica si se tiene alguno de los factores de riesgo mencionados.
El tratamiento de la hipertensión arterial sistémica debe ser constante desde su diagnóstico. Cerca de la mitad de quienes reciben tratamiento farmacológico logran un control adecuado de la hipertensión, que representa uno de los principales factores de riesgo para padecer enfermedad cardiovascular, cerebrovascular y falla renal; todas ellas causas importantes de mortalidad a nivel nacional”.
Además del tratamiento farmacológico se deben hacer cambios en el estilo de vida, sobre todo en los factores de riesgo “modificables” como son el sobrepeso, obesidad, sedentarismo, tabaquismo y estrés.
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