Con cerca de 390 millones de pacientes a nivel mundial, las hepatitis tipo B y C son, en conjunto, la causa más común de cirrosis y cáncer hepático a nivel mundial, provocando cada año la muerte de aproximadamente 850 mil personas.
“En México, se estima que 1.7 millones de personas han tenido contacto con el virus de la hepatitis B y que aproximadamente 107 mil son portadores crónicos. En cuanto al virus de la hepatitis C, distintos estudios epidemiológicos reportan que entre 1.2 y 1.4 por ciento de la población en general la padece”.
La hepatitis es una inflamación del hígado, que puede remitir espontáneamente o evolucionar hacia fibrosis, cirrosis o cáncer de hígado. Los virus de la hepatitis son la causa más frecuente de hepatitis, aunque el padecimiento también puede desarrollarse a consecuencia de otras infecciones, consumo de sustancias tóxicas (alcohol, ciertas drogas) o enfermedades autoinmunitarias.
Por la gran morbilidad y mortalidad que conllevan, así como por su potencial para causar brotes y propagarse de forma epidémica, actualmente se identifican cinco tipos principales de virus de hepatitis (A, B, C, D y E), de entre los cuales destacan los tipos B y C, por dar lugar a una afección crónica en cientos de millones de personas y por ser en conjunto la causa más común de cirrosis y cáncer hepáticos.
A nivel mundial, se estima que hay 240 millones de personas que padecen infección crónica por el virus de hepatitis B y que más de 780 mil personas mueren cada año a consecuencia de este virus, incluido por cirrosis y cáncer hepático. En cuanto al virus de la hepatitis C, se calcula que en todo el mundo hay entre 130 y 150 millones de personas infectadas, de la cuales, aproximadamente cinco mil mueren anualmente por enfermedades hepáticas relacionadas con la hepatitis C.
La prevalencia de diabetes en México es un factor adicional a considerar a la hora de evaluar el impacto de esta enfermedad en la población, explica la Dra. Santos:
“En el caso de pacientes con diabetes, el hígado es uno de los órganos que resulta directamente afectado, debido a la resistencia a la insulina. Igualmente, sin importar la causa, el daño en el hígado puede afectar el metabolismo de los carbohidratos y propiciar el desarrollo de diabetes”.
Algunas recomendaciones mediante las cuales los pacientes con diabetes pueden reducir el riesgo de contagio de estos tipos de hepatitis son: vacunarse contra los virus de la hepatitis B y C, vigilar que en la consulta para el cuidado de los pies se utilice equipo debidamente esterilizado y utilizar de manera exclusiva equipos como glucómetros y dispositivos para insulinización.
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